La eterna decepción

Una y otra vez se repite lo mismo, confias en conocer a la gente que te rodea, incluso a la gente que quieres y muchas veces hacen algo que te decepciona... algo diferente a como tu creias que tenía que ser, a como tu creias que sería lógico reaccionar. Sabes que eso no tiene nada que ver con que te aprecien o no, es totalmente independiente, porque cada uno tiene una forma de pensar y de ver las cosas; el problema es conseguir racionalizar las cosas y comprender a cada persona sin por ello tener que sentirte decepcionado... o dolido.
Cuando sueles querer a las personas cercanas sin reservas, creyendo que es reciproco y te das cuenta que mucha gente parece tener miedo a mostrar su querer, o prefiere distanciarse... decepcionandote otra vez, haciendote bajar a la tierra y recordandote que las cosas no son tan fáciles como parece que podrían serlo. Por desgracia,parece que la gente no vea que la forma más fácil de convivir es decir todas las cosas claras desde un principio, con tacto cunado lo requiera y siempre confiando en que la otra persona, si hay confianza, te va a entender; o que si se molesta, no le va a ser dificil comprenderlo más tarde, en frio y con calma.
Habrá que hacer otro esfuerzo para pensar siempre las cosas friamente y racionalmente, para evitarse, a uno mismo o a los que te rodean, las decepciones que te puedas llevar. Relacionar esos dos elementos que tantas veces parece que se contraponen, pero a su vez están totalmente entrelazados; no puede durar una amistad sin una gran comprensión en la convivencia, ni puede existir esa comprensión sin la amistad. El corazón y el cerebro, el sentimiento y la razón, en caliente y en frio... todos necesitan a su opuesto para estar en equilibrio.